¿Hasta cuando debemos desistir?
En la relación cliente/diseñador, la detección de síntomas que definen a un mal cliente se hacen presentes por ciertos detalles de comportamiento variables. Aquí ejemplicaré y condensaré por niveles el terrible camino a través del cliente imposible.
Nivel 1
Llegas entusiasmado a la primera cita con tu nuevo cliente, es un momento de incertidumbre para explorar las posibilidades de diseño que pudieras ver en ese momento. Encuentras a tu cliente y te das cuenta de los síntomas:
- Empresa con muchos años de antigüedad, generalmente 20 o 30 años.
- Poca o nula actualización de la tecnología y herramientas.
- Concepción arcaica de diseño.
- Ideas gastadas, ineficientes.
- Completamente aferrado a todas estas características.
Un inicio interesante para ti, supone un reto grande, pero el cliente parece dispuesto a pagar por tus servicios. Tienes la idea que poco a poco puedas involucrarlo en el proceso y que entienda el valor del diseño.
Avanzas al nivel 2.
Nivel 2
Comienzas a pedir material de su empresa: logotipo, fotografías, texto y los elementos que puedan servirte para producir la propuesta. El cliente envía con orgullo su material y te sugiere algunas ideas basándose en otras empresas grandes (con estética de diseño de hace décadas). Tú las recibes con gusto y preparas el material para desarrollar la propuesta. Durante el proceso te das cuenta de más síntomas:
- Las imágenes están mal tomadas, con poca resolución. Extra: Pueden estar todas incluidas en un documento de Word.
- El logotipo esta mal. Simplemente mal.
- Sus ideas tienen que ver con saturación desorganizada, collage de elementos, colores mal combinados, textos con la fuente Arial o Times New Roman.
- Las empresas de referencia están igual.
Sin más, te sientes tenaz y vas a proponer que se tomen nuevas imágenes así como plantear una propuesta innovadora que seguramente funcionará.
Avanzas al nivel 3.
Nivel 3
Llega el día de presentar las propuestas y sugerencias. Te sientes motivado. Le desarrollas el concepto que traes en mente, los alcances; le sugieres el cambio de fotografías. Poco a poco te das cuenta que el semblante del cliente cambia, su actitud se vuelve incómoda y finalmente te suelta una frase que se volverá una frecuente en el proceso:
“NO ME GUSTA”
Terminando la sesión el cliente ha destrozado y negado cualquier intento de llevar el proyecto por otros rumbos mejores para su empresa. Los siguientes síntomas se presentan de este modo:
- Negación rotunda a tus propuestas.
- Imposición de su muy particular y anticuada forma de pensar.
- Definición de propuesta trabajada por él mismo.
Sabes que no lo vas a convencer de nada diferente, y finalmente aceptas sus condiciones porque al fin y al cabo te pagará por eso.
Temerosamente pasas al nivel 4
Nivel 4
Comienzas a trabajar resignado, desaprendiendo todo lo que sabes para hacerlo lo más mal posible, como le gusta al cliente. Después de algún tiempo de estar trabajando en el proyecto, el cliente llama y exclama enérgicamente los siguientes síntomas:
- Reclamación por el tiempo invertido.
- Menospreciación de tu trabajo.
- Comparación de esfuerzos y aptitudes consigo mismo o algún familiar que cree que diseñan mejor que tu.
- Amenazas de negar el pago si no está completamente terminado el proyecto.
Tu estado emocional se encuentra lleno de nudos de presión e ira. Quieres terminar con él, dejar de ver su irritable persona de una vez por todas. Después de un rato, decides aceptar, te das cuenta que ocupas el dinero y falta poco para el día de pago. Golpeas algo, respiras profundo y te dispones a continuar tu trabajo lo más rápido posible para pasar el trago amargo.
Avanzas furiosamente al nivel 5.
Nivel 5
Has terminado el diseño y lo llevas al cliente para que pague la siguiente parte. Te sientes aliviado de que has cumplido sus caprichos y que viene la justa remuneración por tu trabajo. Te encuentras con él, y muestras el diseño esperando su aceptación y el dinero. Para tu sorpresa, el cliente cambia de parecer, todo lo que has hecho tiene cambios. El terror continúa.
- Se rehusa a pagarte hasta que los cambios queden listos.
- Califica tu trabajo de ineficiente y que cualquiera podría hacerlo.
- Reclama el tiempo invertido para realizar una cosa tan sencilla.
Al final del día, sales sin el dinero prometido, con más carga de trabajo, una furia inmensa y el arrepentimiento de haber aceptado trabajar bajo estas condiciones…
Podría seguir avanzando por más niveles pero creo que sería algo muy lúgubre y serían situaciones que aún no me tocan vivir en carne propia (y espero que no les suceda).
¿Qué tanto estarían dispuestos a avanzar con tal de conseguir el dinero prometido?
¿Qué tanto sacrificarían su profesión?
¿En qué momento dirían “hasta aquí”?
Esta es una situación que siempre está latente, por el bien de nuestra profesión convendría desistir inmediatamente, sin embargo, la necesidad económica es un factor determinante al momento de aceptar las condiciones del cliente.
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