Minimalismo por minimalista

Revisando archivos antiguos, me topé con un texto que escribí alguna vez sobre el minimalismo para un prototipo impreso de 25Horas hace casi 5 años que quiero compartir con ustedes. Oh, la nostalgia…

En este texto trato de explicar sobre cómo el minimalismo como tendencia podía desvirtuar mucho su fundamento si se toma como una “comodidad” para el diseñador, es decir, una forma “rápida” de poder cobrar por un trabajo aplicando pocos elementos.

En fin, les dejo este escrito que espero que disfruten:

Minimalismo por minimalista

El término minimalismo hoy en día es frecuentemente empleado por diseñadores, arquitectos, artistas, moda, etc. Desde que el filósofo Richard Wolheim en 1965 acuñó el término para referirse a las pinturas de Ad Reinhardt y a ciertas obras de Marcel Duchamp, la propuesta del minimalismo se ha vuelto tan atractiva para muchos que su verdadero sentido comienza a desvirtuarse.

En primera estancia, el minimalismo se refiere a la conceptualización con los elementos más esenciales. Expresar más con menos. La corriente artística surgió como oposición del arte comercial basada en la apariencia, y creó un diálogo íntimo en la aplicación conceptual del artista y el espectador al alejarse incluso de los elementos propios del arte como volúmenes y formas. De manera alterna las aplicaciones del minimalismo en la arquitectura, música y demás disciplinas fueron creciendo.

Hoy en día el diseño gráfico está envuelto por la gran influencia por el minimalismo, ya que al crear representaciones mínimas para expresar un concepto, la información es captada de manera inmediata, y genera una permanencia en la memoria más duradera. Coca-Cola, Apple, Nike, Adidas, Philips, Pepsi y demás compañías, han tenido un éxito rotundo gracias a un ícono o slogan esencial que comunica un mensaje efectivo a la gente.

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Pareciera entonces que el minimalismo es la clave del éxito para el diseñador y que todo lo debe diseñar de la manera más básica que se pueda concebir para cualquier rama del diseño: branding, web, editorial, packaging, publicidad, etc.

Y aquí comienza el problema, ya que bajo esta idea la tendencia se ha vuelto una moda. Irónicamente el minimalismo nació como una crítica al consumismo y al arte comercial.

Para muchos hacer un logotipo usando sólo una palabra, o diseñar un cartel con un dibujo “abstracto”, o una página web en blanco y negro con amplios huecos en la pantalla puede ser fácilmente justificado bajó el concepto “minimalista”, evitando represalias e incluso confiriéndole cierto “intelecto” al diseño. Así, el “diseñador” ahorra tiempo e incluso puede ganar dinero con trabajo de esta calidad. Ante tal panorama tentador muchos osan nombrarse “diseñadores minimalistas”.

"Mmmh... si..."

“Mmmh… si…”

Obviamente el grado de funcionalidad de este tipo de trabajos es casi o completamente nulo, y la diferencia con un buen concepto minimalista va más allá de la apariencia. Para un diseño efectivo bajo este nombre no tiene que pensarse como minimalista desde el principio, se trata de un análisis profundo de los factores del entorno, las necesidades del mercado y del cliente para entonces bajo este marco, representar la propuesta de la manera más esencial con el fin de que el comunicado sea recibido y aceptado. Un diseño minimalista sin mensaje u objetivo real no debería nombrarse como tal.

Logo de 25Horas diseñado en 2 minutos con la ayuda de Squarespace

Logo de 25Horas diseñado en 2 minutos con la ayuda de Squarespace

El diseño debe explotar el potencial de cada diseñador ante cualquier reto. No se trata de generar soluciones rápidas como escaparate o pereza para obtener ingresos. Hay que pensar más y dejar que las propuestas surjan, no caigas en el minimalismo por minimalista.

¿Qué les parece? ¿Conocen o han pasado por alguna situación donde el minimalismo se haya usado como excusa para hacer algo “bonito” pero vacío de contenido y/o funcionalidad?


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