La ventaja del internet y la denuncia contra el plagio

Durante la semana pasada estuve enterándome de plagios importantes de propiedad intelectual, uno en México y otro en Estados Unidos, donde una vez más se reconoce el poder legal cuando la propiedad intelectual ha sido registrada, y se toca el tema del copyright y la poca protección que se ofrece en estos asuntos.

Dos noticias llamaron mi atención en la semana, el primero fue el plagio de identidad que se realizó para el municipio de Matamoros, Tamaulipas. En este caso, para darle imagen a la nueva administración de dicho municipio alguien tuvo la idea de plagiar ni nada más ni nada menos que la identidad de la ciudad de Melbourne, Australia, identidad que ha estado en los ojos de la comunidad de diseño por su versatilidad con muchas variantes del ícono principal para representar diversos mensajes.

La identidad de Matamoros copiando la de Melbourne, diseñada por Landor a un costo de 240 mil dólares.

La identidad de Matamoros copiando la de Melbourne, diseñada por Landor a un costo de 240 mil dólares.

El segundo caso, se trata de un plagio cometido a varios artistas independientes por una empresa en Valentine, Nebraska llamada Cody Foster & Co. Ellos han vendido objetos y piezas artesanales con motivos navideños copiando el trabajo de muchos artistas independientes por años. Actualmente volvieron a sonar por las demandas de los artistas que vieron sus imágenes siendo utilizadas por esta empresa en tiendas en línea como Fab.com.

El descaro ha sido tal, que incluso existe una cuenta de Flickr que recopila todos los plagios que usuarios han encontrado en los productos de esta compañía.

Comparativa del plagio cometido por Cody Foster & Co. en contra de Lisa Congdon. Imagen tomada de FastCoDesign

Comparativa del plagio cometido por Cody Foster & Co. en contra de Lisa Congdon. Imagen tomada de FastCoDesign

El poder del internet

Como hemos visto en cantidad de plagios denunciados nacional o internacionalmente, a veces se pueden emprender acciones legales y a veces no. En el caso de Melbourne, actualmente está emprendiendo una demanda internacional que puede ir de los 10 a 50 millones de dólares. La cifra es fuerte, pero habiendo registrando la identidad de la ciudad, están en su derecho de emprender acciones legales.

No hablaré de aspectos sociales y políticos, aunque sabemos que si se demanda al ayuntamiento de Matamoros por una de esas cantidades, obviamente los afectados son los ciudadanos.

Por otro lado, tenemos a una gran cantidad de ilustradores y artistas cuya única protección es el Copyright, ya que no han registrado cada una de sus obras. Parafraseando el artículo de FastCodesign, el Copyright en Estados Unidos sólo ayuda a recuperar los daños por gastos perdidos y dinero generado por el plagio. Sin embargo, no se cubre ningún gasto legal. Entonces si se desea efectuar una demanda por infracción de Copyright por menos de 1 millón de dólares, el costo iría de los 200 hasta los 300 mil dólares. Dicho sistema hace que muchos artistas se sientan impotentes al ver cómo otros hacen dinero con su obra.

Sin embargo, afortunadamente existe la denuncia pública, que tiene como objetivo generar una mala reputación a quien cometa la falta y dañarlos para que dejen desistan de seguir con el plagio indiscriminado. El poder de las redes sociales ha sido el medio para denunciar y efectuar acciones. En el caso de los artistas dañados por Code Foster & Co. han conseguido que las tiendas donde distribuían sus productos terminaran toda relación con la empresa además de promover a que no se adquiera producto alguno de ellos.

En el caso de la ciudad de Matamoros ha funcionado de la misma forma, a través de internet se descubre la falta, la denuncia se hace y, en este caso, se habla de emprender acciones legales.

Lo que ha llamado mi atención en denuncias anteriores como la de Loish, el municipio de Huatabampo, la feria de León, el plagio a Tixinda y muchas otras es que uno se imagina que todo esto quedaría impune si no fuese por el acceso a internet. Cada vez es más difícil pasar desapercibido y poco a poco se espera que la sociedad esté más consciente de las consecuencias y piensen dos veces antes de realizar esta práctica tan poco ética.

Alcemos la voz.


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